Deportes, Lifestyle y viajes
“Descubre deportes, tips e historias de viaje para llevar tu adrenalina al siguiente nivel.”

El deporte: mi motor, mi medicina, mi estilo de vida
El deporte para mí lo es TODO. Es mucho más que una rutina o un pasatiempo: ha sido mi mejor medicina en los momentos difíciles, mi fuente de energía diaria y, sobre todo, la forma en que conecto con la vida.
Sé que a veces decimos que el deporte es una forma de escapar… y sí, ¡obvio que a veces lo he hecho! (¿Quién no? jejeje). Pero más allá de eso, todo tiene una base sólida y está respaldado por la ciencia. No lo digo solo desde mi experiencia: estudié durante cinco años fisiología del ejercicio, neuroanatomía, psicología del deporte y mucho más.
Y si hay algo claro es esto: la actividad física mejora tu salud integral. ¿Cómo? Te dejo un resumen que lo explica fácil: Fortalece tu corazón y ayuda a bajar la presión arterial, desarrolla tus músculos y mitocondrias, lo que eleva tu fuerza y resistencia, Regula el metabolismo y la insulina, ayudando a controlar el peso, Libera endorfinas y BDNF, mejorando tu ánimo, tu memoria y tu concentración (¡esto para mí es CLAVE para vivir bien!), Aumenta la densidad ósea y fortalece los ligamentos, previniendo lesiones y enfermedades como la osteoporosis. Así que sí, créelo o no… mi energía, alegría, locura y toda esa vibra que ven en mí no es casualidad: el deporte me ha dado muchísimo.
Un estilo de vida que nació en casa
Mi inquietud por moverme, descubrir, probar deportes y vivir al aire libre viene desde siempre. Pero hay una razón más profunda (y poderosa) detrás: mis papás. Sin ellos, nada de esto sería lo que es hoy. Fueron mi compañía constante, mi impulso, mi ejemplo. Gracias a su energía y motivación, crecí con una personalidad fuerte, activa y decidida. Los admiro al 100%. Recuerdo que si no estábamos en la playa, era en la pampa; si no acampando, era explorando alguna nueva playa… siempre había panorama. ¡Todos los fines de semana eran una aventura! Y eso quedó tatuado en mi forma de ser. Lo llevo en la sangre… y mis hermanas también.
Mis pilares: Mamá y Papá
Mi esencia, mis ganas de vivir intensamente, mi forma de ver el mundo… todo tiene una raíz profunda: mis padres.
Mi papá con una energía contagiosa y esa pasión eterna por descubrir, siempre ha sido el motor de las aventuras familiares. Alegre, divertido y con un sentido del humor único, es de esas personas que hacen reír incluso en los momentos más inesperados.
Siempre con curiosidad, siempre buscando nuevos caminos, lugares, ideas… él me enseñó que la vida es para explorarla con los ojos bien abiertos y una sonrisa en la cara. Donde los momentos más dificiles de la vida siempre pasan.. y uno tiene la oportunidad de partir siempre de nuevo con entusiasmo, alegria y fuerza.
Mi mamá es pura inspiración. Atleta, deportista y creativa como nadie, pero por sobre todo, una mujer dedicada 100% a su familia y a sus hijas.
Tiene esa capacidad mágica de transformar lo simple en especial.
Es el amor en su forma más pura, una presencia constante, alegre, sencilla, y siempre con ese toque de cariño que lo envuelve todo.
Juntos fueron (y son) mi ejemplo.
Gracias a ellos crecí entre deporte, naturaleza, risas, arte y libertad.
Gracias a ellos aprendí que se puede criar con firmeza, pero también con dulzura; con reglas, pero también con sueños.
Y si algo tengo claro, es que la mejor herencia que me dieron no es material, sino emocional: una vida llena de amor, movimiento y propósito
Para cerrar .. me quedo con una frase que ha sido parte de mi historia desde siempre: «Sean Felices». Tan simple como poderosa. Y si me lo preguntas moverse, reírse, difrutar, saltar, correr, respirar profundo y conectar con uno mismo, es una de las mejores formas de hacerlo.

KITESURF
Hace ya 2 años y 7 meses partimos con un grupo de amigas —la Cote, Coni y la Pau— rumbo a Puclaro, Chile, sin saber que ese fin de semana cambiaría nuestra vida para siempre. Hicimos el curso de kitesurf intensivo durante todo el fin de semana y… ¡fue una locura total!
No podía creer lo que estaba viviendo: tablas, viento, velas, agua y amigas… ¡todo junto en un solo deporte! Una combinación de adrenalina, naturaleza y conexión que me voló la cabeza.
¿Por qué el kite se transformó en mi pasión?
Desde ese momento, el kitesurf pasó a ser mi deporte favorito. Hay algo mágico en sentir el viento que te impulsa, el agua bajo los pies, y esa sensación de libertad total que solo el agua puede darte.
Además, una de las cosas que más me encanta es la posibilidad de practicarlo en lugares incríbles alrededor del mundo. Los spots de kite son realmente lo máximo: lagunas, playas abiertas, islas escondidas… siempre hay un nuevo paraíso por descubrir.
Kitear con amigos = seguridad + diversión
Aunque el kite es un deporte individual, compartirlo con amigas y amigos lo hace aún más especial. No solo por la energía que se genera en grupo, sino también por algo fundamental: la seguridad. Estar acompañado te da confianza, respaldo y, por supuesto, muchas más risas
Kitear me cambió la forma de vivir el mar. Hoy es parte de mi identidad, de mi lifestyle, y de las razones por las que amo tanto moverme, descubrir y seguir explorando el mundo.
surf
«Mi primer gran amor por el mar»
Empecé a surfear cuando tenía solo 10 años. Fue uno de mis primeros deportes soñados y, sin duda, el que más tiempo me ha acompañado a lo largo de la vida. Desde que agarré mi primera tabla, supe que el mar y yo íbamos a tener una historia larga.
Soñé muchas veces con competir a lo grande, con llegar lejos… pero también fue el surf el que me hizo aterrizar y entender mis propios límites, especialmente cuando empecé a compararme con el nivel que había fuera de Chile. Era muy chica y aún no dimensionaba lo enorme que era este mundo del surf a nivel internacional.
Mis primeros pasos en competencia
Recuerdo con mucho cariño a Miguel Combina (QEPD), mi profesor en esos años. Él fue quien me impulsó a competir por primera vez en las clásicas competencias del 21 de mayo en Iquique. Era el año 2007. Tenía nervios, emoción, miedo y mucha ilusión. ¡Y saqué cuarto lugar!
Competí con algunas de las mejores surfistas de Chile, y aunque no gané, nunca olvidaré esa experiencia… ¡ni el rebolcón épico que me tocó en el set de olas en Urracas, Iquique! Jajajaja. Me revolcó el mar, pero también me revolcó la vida —en el mejor sentido.
¿Gigantes? No, gracias. Pero igual se siente mágico
La verdad es que no soy fanática de las olas gigantes. Me gustan las olas que permiten disfrutar, «correr» la ola tranquila y fluir. Porque más allá del tamaño, lo que me atrapa del surf es esa sensación única e indescriptible de estar de pie sobre una ola.
No importa cuántas veces lo vivas: cada ola es diferente, y cada sesión te regala algo nuevo.
El surf fue mi puerta de entrada al mar, al respeto por la naturaleza y a ese estilo de vida donde lo simple, lo salvaje y lo libre tienen más sentido que cualquier otra cosa.
Paracaidismo:
«Donde se enfrentan los miedos.. y se vive la libertad total»
Este no es un deporte cualquiera. Es el deporte que te pone a prueba de verdad: en el control de uno mismo, en el manejo de las emociones, en el coraje… y sí, también en el miedo.
El paracaidismo ha sido para mí una experiencia transformadora. Aquí es donde he sentido mis peores miedos, pero también donde he vivido la descarga de adrenalina más intensa de mi vida.
Volar: esa sensación imposible de describir
Estar a 4.000 metros sobre la tierra, mirar hacia abajo y gritar lo que se te dé la gana mientras saltas… es simplemente impagable.
Es libertad pura. Es soltar tensiones que ni sabías que tenías. Es reír, llorar, temblar, vibrar… todo al mismo tiempo.
Créeme, no hay nada que se le parezca.
¿Es para todo el mundo? No. ¿Vale la pena? ¡Siempre!
Si eres de esas personas que cruza el límite de lo que se considera “normal”, que busca experiencias extremas, que quiere sentir la vida en carne viva… entonces probablemente te vas a enamorar del paracaidismo.
Y si algún día decides llevarlo al siguiente nivel, dependiendo de tu progreso y formación, podrías participar en eventos alucinantes alrededor del mundo.
Spoiler: no es barato… pero sí inolvidable
Eso sí, prepárate: saltar no es barato. Hay que considerar el traslado, el valor de cada salto (que puede repetirse muchas veces), y si te enamoras del deporte, tarde o temprano querrás tu propio equipo. ¡Y eso puede costar lo mismo que un auto pequeño!
Pero hey… ¿cuánto vale realmente sentirte invencible por unos minutos?
¿Por dónde partir?
Mi recomendación: haz un salto tándem. Vive la experiencia acompañado de un instructor certificado, sin necesidad de conocimientos previos.
Y si tu corazón late fuerte y tus piernas tiemblan al aterrizar… ¡bienvenido/a al club!
El paracaidismo no es solo un deporte. Es una forma de conectar con tu valentía, soltar lo que pesa y vivir una libertad difícil de explicar, pero imposible de olvidar.
¡Únete a la Tribu Aventurera!
